La canasta
Por la mañana como a eso de las 10
con el mandado un día te vi pasar,
ibas meneando tan bonita la canasta,
y sin pensarlo te tuve que alcanzar.
Se me antojaba la fruta que llevabas,
Para quitar un poquito de calor,
Y me dijiste tome usted lo que apetezca
Y me agarre del mandado lo mejor.
Pero a la plaza una mañana tú te fuiste,
Con la promesa de muy pronto regresar
Muy adornada te llevaste la canasta
Y aquella fruta a otras manos fue a parar.
Aunque quisiera olvidarte ya no puedo,
Si tu cariño ya nunca volverá
Una naranja me dejaste de recuerdo,
Sin tu canasta el calor me matará
Y no he podido encontrar otra canasta,
Puros guacales es lo que veo pasar
Tiene la fruta tan reseca magullada,
Que los calores no pueden apagar.
Y no he querido dar mi amor a un chiquihuite,
Porque sin asta no se pueden agarrar
Yo siempre extraño aquel vaivén de tu canasta
que a la primera me supo refrescar.