Máquina quinientos uno,
la que corrió por Sonora,
por eso los garroteros
el que no suspira, llora.
Era un domingo, señores,
como a las tres de la tarde,
estaba Jesús García
acariciando a su madre.
Dentro de pocos momentos:
-madre tengo que partir,
del tren se escucha el silbato,
se acerca mi porvenir.
Cuando llegó a la estación
un tren ya estaba silbando
y un carro de dinamita
ya se estaba quemando.
El fogonero le dice:
-Jesús, vámonos apeando,
mira que el carro de atrás
ya se nos viene quemando.
Jesús García le contesta:
-Yo pienso muy diferente,
yo no quiero ser la causa
de que muera tanta gente.
Le dio vuelta a su vapor,
porque era de cuesta arriba,
y antes de llegar al seis
allí terminó su vida.
Desde ese día inolvidable
tú te has ganado la cruz,
tú te has ganado las palmas,
eres un héroe Jesús.