Todo era más bello
bajo el cristal de su mirada,
ella era tan fría,
ella era tan blanca, era tan bella.
Llegó a mi vida como por una equivocación,
no tenía problemas, pero fue la solución.
Juntos recorrimos muchas horas,
hasta el amanecer.
Ella era distinta, era distante,
era esquiva y se ocultaba,
no era sólo mía, lo entendía,
la compartía y la negaba.
Éramos uno siempre detrás de la puerta,
tan elocuente y elegante, tan despierta.
Pero una noche vislumbré
todo lo que iba a perder.
Y tuve que decirle que no,
tal vez en otro momento.
Y tuve que decirle que yo
ya no era el mismo de ayer.
Tuve que decirle que no,
dar vuelta y retroceder.
Y tuve que decirle que no,
ya no.
Ha pasado el tiempo y el recuerdo,
y aún seguimos olvidando,
la vida sigue inexorable,
las heridas van cerrando.
Entre rincones la percibo, aún la veo,
y me sorprendo reprimiendo algún deseo,
ese suspiro
no tendrá lugar.
Oh... Oh...
Ese suspiro no tendrá lugar.
Y tuve que decirle que no,
tal vez en otro momento.
Y tuve que decirle que yo
ya no era el mismo de ayer.
Tuve que decirle que no,
tal vez en otro momento.
Y tuve que decirle que yo
ya no, ya no.
Ya no, ya no, ya no.
Tuve que decirle que no,
y tuve que decirle que no.
Tuve que decirle que no,
yo tuve que decirle que no.