El calor del sol que caía
y el sudor sobre la bahía.
Lánguidas en la playa,
las olas buscan descansar,
buscan no estar solas al llegar.
El color del sol que se escapa,
carmesí, tiñe lapa a lapa.
Transición, tintes en penumbra,
cual provocación,
el cuerpo acostumbra al corazón.
Despunta de la luz de luna,
espiral y dos sombras se hacen una.
Despacito se enciende la flama
y la oscuridad, húmeda,
reclama una canción.
El vaivén de dos cuerpos
por primera vez oscilando inciertos,
en el mar mil lunas estallan,
y en la oscuridad, un grito se calla.
En el mar mil lunas estallan,
y en la oscuridad, un grito se calla.
Y sobre un balcón, péndulo de hamaca
que repite el son de marea alta,
y resaca del danzón.
Caliente como el danzón.
Caliente como el danzón.
Caliente como el danzón.
Caliente como el danzón.