Esta tristeza mía
y este dolor tan grande
lo traigo bien profundo
pues me han dejado
solo en el mundo.
Ya ni llorar es bueno
cuando no hay esperanza
ya ni el vino mitiga
las penas amargas
que a mí me matan.
Yo no sé qué será de mi suerte
que de mí no se acuerda ni Dios
¡ay! pobres de mi ojos
cuanto han llorado, por tu traición.