Qué pena me da, me da
con tu mirada suplicándome un perdón
que te conceda.
Qué pena me da, me da
que no lo tengas por haber mentido,
y por lo que tú quieras.
Tú ya no eres mío
ni serás de nadie.
Yo te di calor en el frío
y un beso al problema,
una flor a tu risa,
la respuesta a tu pena,
y pasión a tus venas,
y el cuerpo a la dicha.
Yo te dí mi ser, mis desvelos,
el mejor de los besos,
un habitual deseo,
claridad a tu alma,
una luz a tu sombra,
un por qué a las mañanas
y es que pena me da
que tú ya no lo sientas.
Qué pena me da, me da
dejarte a solas suplicándome un beso
y el reencuentro.
Tristeza me da, me da
que ya no pueda
volver a creer
en ti aunque yo quiera.
Tú ya no eres mío
ni serás de nadie.
Yo te dí calor en el frío...