Yo vivía muy tranquilito
en una modesta queli,
a mi aire subía y bajaba,
y nada a mí me alteraba
en mi oscu... ro portalito.
Pletórico yo de la vida,
entusiasta y zarramplín,
ni por asomo soñé
que me pasara a mí esto,
pero no por no asomarme
dejó a mí de pasarme.
Ay... ¡Qué cochina vida!
Una tarde en el rellano,
mi vecina me gritó,
su marido ya a empujarme,
la madera apareció.
Que soy un borracho,
estruendoso y peleón,
les dijeron,
y una mano de hostias
allí mismo me dieron.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Qué dolor!,
todas las noches
canto esta triste canción.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Qué dolor!
Las hostias ya me las dieron,
pero tú no duermes, cabrón...
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Qué dolor!
Las hostias ya me las dieron,
pero tú no duermes, cabrón...
Malditos vecinos,
malditos vecinos.
Malditos...