Voy a dar un pormenor, de lo que a mí me ha pasado:
que me han agarrado preso, siendo un gallo tan jugado.
Me fui para el Agua Prieta a ver quien me conocía,
y a las once de la noche me aprehendió la policía.
Me aprehendieron los sherifes al estilo americano,
por ser hombre de delito, todos con pistola en mano.
Me enviaron a Cananea atravezando la sierra,
no me les pude pintar, por no conocer la tierra.
Al llegar a Cananea, allí perdí la esperanza,
porque allí fui consignada al juez de Primera Instancia.
A otro día por la mañana me raparon la cabeza,
porque me iba a visitar l’Administrador de mesa.
Me sacaron un recibo de la Casa del Congreso
donde preguntaba el juez: -¿sabe usted porque está preso?
Yo les contesté muy serio, poniéndome muy formal:
-No me han de formar un templo ni un palacio de cristal.
La cárcel de Cananea está situada en una mesa,
en ella fui procesado por causa de mi torpeza.
De tres amigos que tengo ninguno me quiere hablar,
empezando por "El Chango", "El Leoncito" y "El Caimán".
Despedida no la doy, porque no la traigo aquí,
se la dejé al Santo Niño y al Señor de Mapimí.
Ya con esta me despido por las hojas de un granado,
aquí se acaba el corrido de este gallo tan jugado.