De piedra ha de ser la cama,
de piedra la cabecera;
la mujer que a mí me quiera,
me ha de querer de a de veras.
¡Ay, ay! ¿corazón por qué no amas?
Subí a la sala del crimen
le pregunté al presidente:
que si es delito el quererte,
que me sentencien a muerte.
¡Ay, ay! ¿corazón por qué no amas?
El día en que a mi me maten,
que sea de cinco balazos
y estar cerquita de ti,
para morir en tus brazos.
¡Ay, ay! ¿corazón por qué no amas?
Por caja quiero su sarape,
por cruz mis dobles cananas
y escriban sobre mi tumba
mi último adiós con mil balas.
¡Ay, ay! ¿corazón por qué no amas?