En un anden de la estacion,
bajo el sol abrasador
tú hablabas de un rascacielos
del cielo de Nueva York .
Vente pronto a ver el mar,
y tú envía una postal
ya sabía que aquel dia era el final.
Y ahora tengo mucho más.
Rojo, negro, par o impar,
por fin la suerte trae un as
Y un cristal para mirar
y una pared para colgar
Siete caras sonriendo
en una foto de carné
Mis cuentos no hablaban de historias
hechas de casualidad.
Nadie me dijo que el destino
daba esta oportunidad.
Uno más uno son siete
¿Quién me lo iba a decir
que era tan fácil,
ser feliz?
¿Cuántos años llevo aquí?
¿Cuántos me pueden quedar?
¿Cuál es el precio exacto
de la felicidad?
¿Quién se acordará de mí?
¿Quién te volverá a mirar?
¿Quién impulsa las manijas
de la casualidad?
Una caricia del ayer
Unas postales sin firmar
Y aquel disco de los Burning
no son cosas que guardar.
Hoy sonrío al recordar
que soñarás con volar
Desde los bancos de Madrid
no se puede ver el mar.
Mis cuentos no hablaban de historias
hechas de casualidad.
Nadie me dijo que el destino
daba esta oportunidad.
Uno más uno son siete
¿Quién me lo iba a decir
que era tan fácil ser feliz?
Si hubo un tiempo para mí,
ahora es para los seis.
Está saliendo del café.
Otra vez comienza el lío
como cada amanecer.
Hay tostadas para tres.
Arreglad la habitación.
Este cuadro de familia
se merece una canción.
Mis cuentos no hablaban de historias
hechos de casualidad.
Nadie me dijo que el destino
daba esta oportunidad.
Uno más uno son siete
¿Quién me lo iba a decir
que era tan fácil ser feliz?