La punta de mi pie,
sobre mi yo,
ligero y de adornos, encuentros.
En la casa,
en la guerra,
en la cama o en el suelo.
Yo te quiero.
Brilla todo lo que quieras,
pero no lo rompas, no.
No maltrates las reliquias,
de este pueblo que amo yo.
Cuando te ama el col al oro,
cielo de esta gran prisión.
Donde manda el corazón,
todo el mundo sin calzón, hay amor...
Felicidad, del testigo solo.
Espía de todos los mundos.
Ah mis queridos pasares.
Ah amadores débiles,
Yo te quiero!.
Adornate como un cielo
y aprende a respirar.
No me tires para abajo,
que no debo naufragar.
Gente querida del alma,
territorio del cantar.
Allí te quiero invitar,
déjalo que es de dejar.
Y a gozar!