Vivimos presos del miedo. Es un negocio, créelo. Genera riquezas, mantiene
gobiernos. Nos paraliza, nos hipnotiza. Gente sumisa gastan divisas en protección
ficticia. Tenemos miedo de llorar y ser rechazados. Miedo a fracasar, más miedo a no
intentarlo. A dejar el trabajo precario que odiamos. Más miedo al que ocupa que al
desahucio del banco. Tenemos miedo a perder lo que no tenemos. Miedo a envejecer
y más miedo a no hacerlo. Miedo a las guerras que vemos por la tele, pero solo sin
son blancos, el resto de muertos no duelen. Los medios nos empujan a poner alarmas,
pero el ladrón más grande lleva gomina y corbata. Tenemos miedo y ese miedo nos
condena, pero si lo perdemos habremos roto las cadenas.
Escurece,
son semente
agardando outro amencer.
Non o penses dúas veces
todo vai saír ben.
Contruír
para vencer.
Gobernados por el miedo y un puñado de ególatras, zombis deambulando en las
ciudades como autómatas, psicópatas, en altos cargos, sueldos más pequeños y días
cada vez más largos, miedos por encargo, sin razón, a veces no hay motivos, miedo
enorme a la depresión y a los antidepresivos. Yo no sé vivir improviso, tengo miedo a
la soledad y pánico al compromiso, sopeso luego elijo, y caigo ante tus ráfagas, se
agrietan, la coraza y la máscara, aprietan, los prejuicios la mochila emocional, los
hábitos, las manías y los vicios, los látigos y horarios demenciales, jefes lunáticos,
perdiendo los papeles, otro linchamiento en redes, otro festín: no hay futuro en la
dictadura del trankimazín
Escurece,
son semente
agardando outro amencer.
Non o penses dúas veces
todo vai saír ben.
Contruír
para vencer.
Sin miedo. Sin nada que temer.
Sin miedo. Construir para vencer.