De noche cuando me acuesto
le rezo a la virgen de La Macarena
y alli solito en mi cuarto
a la virgencita le cuento mis penas.
Y de corazón le pido
que la hembra que yo quiera
mientras en el mundo viva
no me sea traicionera.
Y mi virgencita y mi virgencita
como es tan gitana
hara que me quiera, hara que me quiera
esa sevillana.
Estoy mirando a sus ojos
que son dos luceros clavaos en los mios
y ese traje por su hechura
y por su carita me quita el sentido.
Madrecita de mi alma
si yo tuviera la suerte
de que una hembra tan gitana
se decidiera a creerme.
Y si lo consigo, si lo consigo
le pondre una vela
a mi virgencita, a mi virgencita
de la Macarena.