Ha amanecido muy pronto, en lo alto de la montaña,
y las mujeres y niños, se refugian en las casas,
y los hombres bien armados, atraviesan las murallas,
que a lo profundo del valle, llegó la legión romana.
Cuerpo con cuerpo enfrentados, frío hierro en las entrañas,
sangre en las manos y odio en los ojos y en las caras,
matan y mueren luchando, cada uno por su causa,
los romanos por dinero, y los nuestros por su amada:
Celtiberia, celtiberia, celtiberia...
celtiberia, celtiberia, celtiberia...
celtiberia, celtiberia, celtiberia...
celtiberia, celtiberia, celtiberia...
Crujen escudos y espadas al golpear de las falcatas,
huyen algunos soldados ante el fragor de la batalla,
pero ellos son diez a uno, y los músculos se cansan,
se van cerrando en un vado, y la muerte les alcanza.
Gritos de angustia desgarran ahí arriba en la montaña,
la historia de un pueblo ultrajada por soldados mercenarios,
valor y cultura enterrados, bajo siglos de ignorancia,
ha llegado el momento de alzar, nuestras voces proclamando:
Celtiberia, celtiberia, celtiberia...
celtiberia, celtiberia, celtiberia...
celtiberia, celtiberia, celtiberia...
celtiberia, celtiberia, celtiberia...