Voy hundido boca arriba y ella pasa sobre mí
Ondulando la deriva, sin apartarse de aquí
Mientras vea tu vientre helado a contraluz meridional
Deberé seguir ahogado de este lado, yarará
En el agua o en la leña hay un nudo del azar
Donde tu sueño se anega en ciega fatalidad
Sobre el piso de tu instinto pisa el peso de mi andar
Y a mi paso, hecho el ovillo, tus anillos, yarará
Lo que tu cabeza mira con certeza de animal
Es el sitio de la herida que no se puede evitar
Triangulada puntería de pupila vertical
Y la piel roja y hendida donde deberá sangrar
Yarará, yarará
Yarará, yarará
Ahora cuando me despierto me vuelve tu quemazón
En un fino hilo de acero que me cruza el corazón
Traza de arenosa llaga y una sed que no se va
Brasita que uno la traga y no se apaga, yarará
Cada cual lleva su estigma, cada cual su sinrazón
En mí el rumbo que me signa y en tu ser la condición
De lo vano y de lo pleno, y en plena casualidad
Me desvivo y me despeno en tu veneno, yarará
Las puertas de tu mordida no se pueden elegir
El que no muera enseguida para siempre va a sufrir
Cuelgo yo herido y no muero en los palos de mi cruz
Ando yo despierto y ciego y ella dormida en la luz
Yarará, yarará
Yarará, yarará
Cuelgo yo herido y no muero en los palos de mi cruz
Ando yo despierto y ciego y ella dormida en la luz