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Hay un demonio que se acuesta a lado mío, y en las noches me susurra al oído.
Palabras chanchas que imprimen en la retina, curvas rosadas que hacen caer almas perdidas.
No aprendo a decir que no, como no decir que si, errar es tan único, como no caer así.
Sonámbulo en el polígono de tiro, y los fantasmas apuntando a mi espalda.
Vistiendo smoking y uniformes de gala, un dios se ensaña con su libre albedrio.
Casi nunca dije que no, que no moriría así, el destino es tan buen señor que te puso ante mí.
Truenos escarlata besos de seda, entre dos almas que anhelan futuros sin computadoras
y tiramisú de frutas.
Existe un ángel en la próxima vereda, te tira flechas sin pedirte una moneda.
Amor de medianoche sin altos costes, sin inflación y poco conforme
Truenos escarlata besos de seda, entre dos almas que anhelan futuros sin computadoras
y tiramisú de frutas.
Lunas de arroz en un panal, y miel de abeja en tus caderas, noches de asombro libres de odio