Perdónenme la vergüenza que con nada se asimila, Me voy robando una vaca del hierro vida tranquila, Pa que me vea ganadero una muchacha divina, Uno enamorado no piensa, se pone que no espabila, El hijo de un dueño de hato, con su plata la vacila, Hay pa que no hable con migo, sus padres me la vigilan, Él llega a verla en un carro, y yo en un burro que estila, Los retazos de un invierno, que nos cayó en las costillas.
Hay con mi vaca vieja, Va robada y no se queja, Aunque a veces se me agila, Los relés de las orejas, el nudo de la manila, Mas el becerro que deja, me la pone intranquila, Hay veces que se me aleja y me toca perseguirla, Como persigo de lejos, el amor que me mezquina.