Want, want, want.
Probablemente sea un frágil sueño.
En un paraíso donde no hay nadie.
Esperando el momento de volverme arena.
Justo cuando se oscurece el amanecer.
En el interior de un libro que nadie mira.
Me pregunto si me encontraré contigo.
Con un débil suspiro no borrado.
La última hoja marchita se cae.
Noches sin dormir, buscándote, otra vez en contraste con un mundo nuevo.
Días sin dormir, notando la separación, otra vez en contraste con un mundo bello.
Si cierro mis ojos, aunque me convierta en arena, sin duda te protegeré.
Si se marchitan mis manos, aunque me convierta en arena, te podré abrazar.
Ya no necesito nada. Aunque algún día vuelva a nacer...
No voy a olvidarte. Por eso ahora...
Con un alma cuyo ciclo de renacimiento no tiene fin. Adiós.
Con el eco de un amor verdadero lloro y grito.
Mi cuerpo aplastado se convierte en arena y mis más preciados
recuerdos de ti se desvanecen.
Noches sin dormir, buscándote, otra vez en contraste con un mundo nuevo.
Días sin dormir, notando la separación, otra vez en contraste con un mundo bello.
Lo quiero todo, lo quiero todo. Alcanzo el sueño hecho realidad.
Porque te amo, porque te amo.
El kanji utilizado originalmente es “koku” (cavar).
Volverse arena se refiere a morir.