Rostro Divino
Rostro divino, ensangrentado,
cuerpo llagado por nuestro bien;
calma benigna, Cristo amoroso,
lloren los ojos que así te ven.
Manos preciosas, tan lastimadas,
por mi clavadas en una cruz;
en este valle sean mi guía,
y mi alegría, mi norte y luz.
Bello costado, en cuya herida,
halla su vida la humanidad;
fuente amorosa de un Dios clemente,
voz elocuente de caridad.
Tus pies heridos, Cristo paciente,
yo indiferente los taladré;
y arrepentido hoy que te adoro,
tu gracia imploro: Señor, pequé.