Déjeme tranquilo,
señor abogado
No quiero defensa,
prefiero morir
Yo la he matado,
Porque se ha burlado
De mi amor sincero
delante de Dios.
Era noche fría
cuando en el trabajo
cambiaron de horario,
tuve que volver.
Entré muy despacio,
para despertarla
con suaves caricias
y besos también.
Lo que vi esa noche,
no es para decirlo,
ella me engañaba
con otro querer.
Muy desesperado,
busqué en el ropero
un arma de fuego
y la acribillé.
Ella era mi vida,
ella era mi todo
ahora que está muerta,
para qué vivir.
por eso le ruego,
señor abogado,
no quiero defensa,
prefiero morir…