A esta hora exactamente hay un niño en la calle,
hay un niño en la calle.
Es honra de los hombres proteger lo que crece,
cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,
evitar que naufrague su corazón de barco,
su increíble aventura de pan y chocolate.
Poniendo una estrella en el sitio del hambre,
de otro modo es inútil, de otro modo es absurdo,
ensayar la tristeza en la alegría del canto,
porque de nada vale si hay un niño en la calle.
No debe andar el mundo con el amor descalzo,
enarbolando un diario, como un ala en la mano,
trepándose a los trenes, canjeándonos las risas,
golpeándonos el pecho con un ala cansada.
No debe de andar la vida recién nacida a precio,
la niñez arriesgada es una estrecha ganancia,
porque entonces las manos son inútiles fardos,
y el corazón apenas una mala palabra.
Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle,
que hay millones de niños que viven en la calle,
y multitud de niños que crecen en la calle,
yo los veo apretando su corazón pequeño.
Mirándonos a todos con fabula en los ojos,
un relámpago trunco les cruza la mirada,
porque nadie protege a esa vida que crece,
y el amor se ha perdido como un niño en la calle.
A esta hora exactamente, hay un niño en la calle.
Hay un niño en la calle.