¿Por qué has hecho sonar hoy las campanas?
¿Por qué has abandonado las callejas que te vieron
Pasar día tras día?
¿Por qué te has ido, amigo Federico?
¿Por qué se queda Cuenca sin poeta?
Dormida
Bajo los sauces del río que pasa;
Bajo el murmullo del viento, la casa
De un poeta de mi ciudad
Dichosa
La soledad salvaje que goza
Bajo el feliz compás de la hojas
De los álamos, al soplar el viento
Poeta que cantas a mi ciudad, escucha mi voz
Y dime si yo podré, servirte de trovador;
Porque en tus poemas tiembla mi voz
Y se recrea
Pensando en aquel rincón
De nuestra tierra
Mañana
Escucharé doblar las campanas
Y de nuestra ciudad, las ventanas
Te darán su adiós de laurel
Poeta
El viento llevará mi tristeza;
Cubriré mi rosal y mi hiedra
Con un sudario de crespón morado
Poeta que buscas otro lugar sobre las nubes;
Descuida que tu rosal jamás se marchitará
Y en cada calleja de tu ciudad, en cada piedra
Oculto en cada rincón
Habrá un poema, dormido
Bajo los sauces del río que pasa;
Bajo el murmullo del viento y tu casa
Poeta de mi ciudad