Tuve un amor que poco duró
y no quiero repetir.
Todo raro resultó
y ya no pude huir.
Ay de mi,
cuando me vine a enterar
de la triste realidad,
no supe que hacer
de una vampira me enamoré.
Parecía de 20 años
tenía 503.
Era fría como el estaño,
blanca como la miel.
Ay de mi,
cuando me vino a confesar
que para poderme amar
y darme placer,
un vampiro yo tenía que ser.
Mordió mi cuello,
dejó su sello
y chupó mi sangre.
Besó mi herida
y dijo enseguida
"por siempre tuya seré".
Después nos fuimos a Transilvania
lejos de La Cruz
a un castillo en la montaña
sin ajos y sin luz.
Ay de mi,
cuando ella se enamoró
de otro que no era yo
y me dijo así:
"chau cariño, éste es el fin".
Juntó cizaña,
y una mañana
llegó hasta mi cajón.
Sacó la tapa,
y clavó su estaca
en medio de mi corazón.
Vampira, de mi corazón.