Yo sé que aunque tu boca me enloquezca
besarla está prohibido sin perdón
y sé que aunque también tú me deseas
hay alguien interpuesto entre los dos.
Quién pudo presentir que el verdadero amor
nos golpearía de este modo el corazón;
ya tarde cuando estemos sin remedio
prisioneros de la equivocación.
El deseo nos junta
y el honor nos separa,
y aunque amar no es disculpa
que salve de culpa al amor
tu destino es quererme,
mi destino es quererte,
y el destino es más fuerte
que el orgullo, el deber y el honor.
De otro brazo andarás por la vida
pero tu alma estará donde estoy.
Por prohibido que sea
que en mis brazos te tenga,
en el mundo no hay fuerza
que pueda prohibir que te quiera
y nos mate este amor.