De tus labios, de tu tibio cuerpo,
de tus noches, de tu fuego y de tu piel,
de tu amor él era el dueño.
Tus caricias, todos tus secretos,
el tesoro ajeno de tu dulce miel,
lo que nunca imaginé.
Quién me iba a decir,
que serías la lluvia y yo la tempestad.
Quién me iba a decir
que tenías la cura de mi enfermedad.
Quién me iba a decir
que serías la sangre de mi corazón.
Quién me iba a decir
que tenías la paz que tanto me faltó.
Por eso qué más da,
que la gente viene y va.
Dime, qué mas da
si tu vientre es mi verdad.
Por eso, qué más da
que este mundo esté al revés.
Dime, qué mas da
si me besas otra vez.
Tú, la inalcanzable, la imposible,
la mujer que yo esperaba un día tener,
la razón de mis deseos.
Tú la deseable, la impasible,
ángel prisionero de quien no te ve,
la que yo siempre soñé
Quién me iba a decir,
que serías la lluvia y yo la tempestad.
Quién me iba a decir,
que tenías la cura de mi enfermedad.
Quién me iba a decir,
que serías la sangre de mi corazón.
Quién me iba a decir,
que tenías la paz que tanto me faltó.
Por eso, qué más da,
que la gente viene y va.
Dime, qué mas da,
si tu vientre es mi verdad.
Por eso, qué más da
que este mundo esté al revés.
Dime, qué más da,
si me besas otra vez.
Sólo me basta la verdad
de mi calor en tu humedad
cayendo por tu cuerpo… oh.
Eres mi billete al más allá,
de donde no quiero regresar
si muere el universo…
qué mas da.
(Quién me iba a decir)
(Quién me iba a decir)
Quién me iba a decir,
que serías la lluvia y yo la tempestad.
Quién me iba a decir,
que tenías la cura de mi enfermedad.
Quién me iba a decir,
que serías la sangre de mi corazón.
Quién me iba a decir,
que tenías la paz que tanto me faltó.
Por eso qué más da,
si la gente viene, viene y va
dime, qué más da
qué mas da, qué mas da,
por eso qué más da,
que este mundo esté al revés,
dime, qué mas da
si me besas otra vez.
¡Quién me iba a decir!