La luna viene asomando, por los aleros del rancho
y yo que la quiero tanto me la paso suspirando,
me la paso suspirando. Camino de San Fernando,
de San Fernando, Esteros de Camaguan, Mañanitas del Samán,
ay del Samán, noches de Corozo Pando.
Hay un amor en mi vida, ay en mi vida que es torrente de emoción,
se me ensancha el corazón y es que en mi pecho se anida
aquella pasión vivida en mis años juveniles;
pasaran muchos abriles, muchos abriles, pero la sigo queriendo,
porque sin duda comprendo, anda comprendo mis caprichos infantiles.
Cuando se quiere de veras con todo el alma no se hacen observaciones
aun con claras razones se ama de todas maneras,
verdad mi vida se ama de todas maneras, en el amor no hay fronteras,
no hay fronteras ni existen desigualdades, que no se comparan edades,
anda edades si la intensión es sincera.
Viendo las garzas volar, las garzas volar sobre el lejano horizonte
abarco de monte a monte con mi musa y mi cantar,
soñando un palmaritar para pasarme la noche, prendidito como un broche,
ay como un broche a orilla del tremedal, cual agua de manantial,
de manantial en majestuoso derroche.
Su cuerpecito de diosa, verdad de diosa cual palmera en el invierno,
sus labios dulces y tiernos, su mirada cariñosa,
hacen florecer la prosa más sensible de mi ser, por ser ella la mujer ,
ay la mujer cual símbolo de pureza, donde la naturaleza,
la naturaleza puso en práctica el saber, como poder olvidarla,
ay olvidarla si la llevo tan adentro me resigno al sufrimiento de no poder encontrarla,
daría todo por mirarla aunque fuera un solo instante,
este amor apasionante, apasionante me tiene muy confundido,
se expresa en cada latido, cada latido de mi corazón amante.