Cuentan que no eras feliz
te vimos siempre así
con esa risa que amamos en ti
te fuiste sin comprender
lo que es la soledad
buscando a tientas la felicidad.
Eras la hermana que siempre se va
deja la casa y se larga con su libertad
con la maleta y poco más.
¿Quién no soñó aquella piel
con tanta desnudez
y aquel ceñido imposible jersey?
Probablemente fue abril
cuando alguien te besó
los labios gruesos de rojo carmín.
Entre la sombra y a luz
apenas eras tú
una cometa sobre el cielo azul.
A quién podría importar
tú, que dormías mal
que unas pastillas te dieron final.
Eras la hermana que siempre se va
como aquel hada madrina de un sueño feliz
por siempre tuyos, Marylín.